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La alimentación del caballo cuando entrena: problemas con el exceso de cereales


En la naturaleza un caballo pasta continuamente. Ingiere un alimento que es poco energético, pero lo hace durante mucho tiempo, por lo que sus necesidades energéticas para su mantenimiento están cubiertas. Su vida es caminar y pastar y sus requerimientos de energía son muy bajos, excepto por breves carreras de huida de depredadores. Su organismo se ha adaptado a estas condiciones tras miles de años de evolución y selección natural. Sin embargo, para un caballo de deporte en entrenamiento intenso, la situación es la contraria. Necesita niveles tan altos de energía para compensar su desgaste que nos vemos obligados a aportar alimentos muy energéticos y en unas cantidades a las que su organismo no está adaptado. Debemos intentar modificar lo menos posible esa base natural para poder evitar los mayores problemas de los caballos de competición: los cólicos, la infosura y las úlceras gástricas

El forraje vs. pienso concentrado Como decíamos, para que el caballo no adelgace y a la vez entrene a los niveles necesarios para la competición necesitamos aportar alimentos energéticos como son los cereales. Sabido esto, podríamos pensar que solo necesitamos suministrar los kilos suficientes de cereal o pienso que nos digan las tablas y el caballo recibirá el aporte calórico suficiente. Y es así, pero sucede que entramos en terreno peligroso porque el caballo necesita un equilibrio entre el forraje y la cantidad de pienso o cereal o estará predispuesto a úlceras, infosura o cólicos, entre otras enfermedades que tienen su origen en el exceso de cereal o pienso, o en una elección inadecuada de los mismos. Debemos suministrar forraje cumpliendo estas premisas:

  • Que represente al menos el 60 o 70 % de la dieta

  • Que sea forraje de calidad:

El mejor es el heno de hierba ya que es el más energético y además posee otra característica que lo hace ideal: es el forraje que posee más capacidad de retención de agua a nivel del digestivo. Esto resulta muy interesante a la hora de prevenir la deshidratación. Debemos descartar la paja por su baja eficiencia energética y su poca digestibilidad. La importancia del almidón en la alimentación del caballo de deporte El almidón está en cantidades importantes en los cereales y su digestibilidad cambia según el cereal del que proceda. La digestibilidad más alta es la del almidón de la avena (83 %) frente a la peor, que es la del almidón de maíz (30 %). Estamos hablando de digestibilidad en granos enteros, sin procesar. Otro factor que influye en la digestibilidad del almidón es el procesado al que se somete el cereal. Cuanto más se procese más se aumenta su digestibilidad. Tipos de procesado:

  • Procesado mecánico: aplastamiento, troceado, molido...

  • Procesado térmico: es el procesado de la elaboración de piensos compuestos, en el que se produce una especie de pre-digestión del cereal.

Por lo tanto, en el caso de cereales como la cebada, el trigo o el maíz es muy interesante procesarlos a piensos compuestos porque aumentamos su digestibilidad de 30 % al 80 %. La avena es un caso especial, y el aplastado solo incrementa su digestibilidad un 2 % frente al grano entero, pero como ya comentamos su digestibilidad es altísima (83 %) En el caso de aplastarla, debe ser el mismo día de suministrase al caballo, para evitar oxidación y contaminación microbiana. Por lo tanto, solo en casos de problemas dentarios es necesario aplastar la avena. La digestión del almidón en el organismo y su relación con enfermedades del caballo de deporte El almidón es digerido en el intestino delgado de forma natural. Cuando hay un exceso de almidón y su digestión no se realiza completamente en el intestino delgado, alcanza el intestino grueso donde sufre fermentación microbiana y libera ácidos grasos volátiles, acidifica el medio y aumenta la permeabilidad del intestino. Al alterarse el medio, se mueren las bacterias habituales del intestino, que liberan endotoxinas y pasan al torrente sanguíneo, produciendo diarreas, cólicos e infosura. Resumiendo: Para conseguir altas cantidades de energía, pero evitar los problemas de fermentación, buscaremos piensos que tengan un cereal con un almidón de alta digestibilidad o cereales procesados. La materia grasa como alternativa Aunque en un medio natural los alimentos a los que el caballo tiene acceso son bajos en grasas, los problemas que provocan el uso de los hidratos de carbono no estructurales, como el almidón, en altas cantidades han hecho que cada vez se usen más los aceites para poder alcanzar las necesidades energéticas. Los aceites son más energéticos que los carbohidratos, y en su digestión producen menos pérdidas de energía en forma de calor corporal. Esto es muy interesante en la competición en días de calor. Además, su uso puede ser preventivo de enfermedades como la rabdomiolisis recurrente y la miopatía por almacenamiento de polisacáridos. El inconveniente es que deben de ser introducidos de modo paulatino, semanas, e incluso meses antes de la competición, para que el tejido muscular pueda adaptarse a su utilización. 4 consejos a la hora de alimentar un caballo que entrena

  • Aporta heno en cantidades de al menos 60-70 % del total de la dieta.

  • Utiliza cereales procesados o avena y recuerda completarlo con un pienso equilibrador.

  • Suministra piensos altos en grasas (aceites) para disminuir las cantidades necesarias de cereales.

  • Reparte la comida en al menos 3 tomas para no sobrecargar el estómago y no dejar grandes espacios de tiempo con el estómago vacío.


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